Gastronomía

Consejos Prácticos

Cómo disfrutar el Jerez al máximo

Están más que demostradas las posibilidades de los finos y las manzanillas con el marisco y el pescado. Posibilidades que no entienden de fronteras y que lo mismo se revelan ante el tradicional «pescaíto frito» como ante el sashimi. Pero es que hay mucho más: los amontillados secos con las sopas y consomés (no sólo dentro de él) y los medium con los patés y quiches; los olorosos con la caza o con el atún rojo; el pale cream bien frío con el foie… docenas de maridajes en los que la combinación es siempre mejor que la suma de las partes.

En ocasiones los vinos de Jerez no son solamente una opción, sino probablemente la única opción viable para acompañar determinados platos. Piénsese en las alcachofas o los espárragos; en los platos fuertemenete especiados, característicos de algunas cocinas étnicas o en los marinados, escabeches o vinagretas, territorios vedados para otros vinos. El Jerez, con su generoso grado alcohólico y su extraordinaria concentración aromática alcanza maridajes espectaculares.

Los postres son sin duda otro de los territorios gastronómicos en lo que el Jerez tiene mucho que decir. Con las frutas, la pastelería o los helados, incluso con el chocolate, la complejidad aromática y la textura aterciopelada de los vinos dulces naturales de Jerez aportan el contrapunto necesario para prolongar nuestras experiencias gastronómicas hasta el mismo final de la comida.