Arquitectura

Las condiciones climáticas con fuertes oscilaciones de temperatura y cambio en el nivel de humedad nos han obligado a diseñar las bodegas adecuando su arquitectura para paliar los factores negativos y aprovechar los positivos. Nuestras bodegas están situadas en alturas en terrenos abiertos al mar para que los vinos puedan recibir las brisas marinas de la mañana y los vientos de poniente, orientadas al noroeste-sureste para aprovechar el máximo de humedad y el mínimo de horas de sol, todo lo contrario que en la viña.

Las levaduras que forman la flor viven mejor en la oscuridad y en silencio; por eso nuestras bodegas tienen altas ventanas y formas apaisadas, de modo que los rayos de sol no lleguen a las botas, para lo que cubrimos los huecos de las ventanas con persianas de esparto, dejando entrar  la brisa del mar y no la luz.

Nuestras bodegas tienen una gran altura en su arco central (14`5m), lo que permite crear un gran volumen de aire para que cada bota de crianza biológica esté lo suficientemente ventilada y pueda alimentar al “Velo de Flor”. Las paredes laterales tienen un espesor de entre 60 y 90cm para poder soportar la altura del techo y producir el máximo aislamiento térmico posible y así mantener un alto grado de humedad.

El suelo es de arena de albero, cal y óxido de hierro, para guardar dicha humedad, y en verano lo regamos 4 ó 5 veces por semana para mantenerla fresca.